El impacto del trauma en el desarrollo infantil

¿Qué es el trauma?

Hablamos de trauma como la reacción a una situación que colapsa la capacidad de nuestro sistema de procesamiento de la información. 

Esta reacción desorganiza o desregula el sistema neurobiológico y tiene un impacto sobre los tres canales de procesamiento de la información: creencias, emociones y sensaciones. 

Esto ocurre cuando vivimos una experiencia negativa o cuando el cerebro no está suficientemente formado. Sufrir trauma mientras el cerebro se está formando puede tener efectos perjudiciales en la estructura y funcionamiento cerebral y en la identidad, este es el momento en el que los niños están formando su idea de ellos mismos, de los demás y del mundo. Además, los niños no tienen referencias previas; cuando a nosotros, los adultos nos ocurre algo, podemos saber que es algo aislado porque tenemos otras experiencias positivas, los niños no.

¿Qué provoca trauma?

Entre las causas de trauma infantil, podemos encontrar las siguientes:

Causas de trauma infantil (Levine y Kline, 2016)
Accidentes y caídas Caídas, lesiones deportivas, accidentes de coche, ahogo o asfixia 
Procedimientos médicos y quirúrgicos Cirugía, procedimientos médicos o dentales, enfermedades potencialmente mortales, fiebres altas, inmovilizaciones prolongadas, envenenamiento, pérdida de bienestar fetal y complicaciones en parto 
Actos y ataques violentos Acoso psicológico, ataques de animales, violencia familiar, observar violencia, abuso físico y sexual, negligencia, guerra, desplazamientos, terrorismo, secuestros 
Dolor y pérdida Divorcio, muerte de personas o mascotas, separaciones, perderse, perder posesiones 
Factores ambientales estresantes Temperaturas extremas, desastres naturales, ruidos fuertes 

Tipos de trauma

Entre las niñas, niños y adolescentes que han experimentado una de estas situaciones traumáticas, del 3 al 15% de las chicas y del 1 al 6% de los chicos podrían ser diagnosticados de Trastorno de Estrés Postraumático Simple.

Sin embargo, hay otras historias en las que ha habido múltiples eventos traumáticos crónicos en los primeros años de vida, aquí hablaremos de trauma complejo. Y las consecuencias se agravan si el trauma ha sido infringido por las figuras de apego. El trauma interpersonal temprano en forma de abuso físico y emocional, abuso sexual y negligencia o abandono conforma la estructura y funcionamiento del cerebro, afectando negativamente a todas las etapas del desarrollo social, emocional e intelectual (Cozolino, 2006).

La mente infantil se forma entre las experiencias de relación de un niño con sus cuidadores y la estructura y funcionamiento de su cerebro (Siegel 2007). La vida de los niños gira en torno a la de sus padres, y la mayor parte de su aprendizaje ocurre a través de las interacciones con las FdA, por tanto, las experiencias traumáticas vividas dentro de las relaciones con los padres tienen un impacto profundo sobre el ciclo de la vida y las futuras relaciones interpersonales.

Además, frente a una amenaza intentamos luchar o huir, los niños recurren a sus FdA para protegerse, pero cuando quien tiene que proteger es quien hace daño, esto es imposible y las consecuencias pueden ser muy graves.

¿Cómo responde el cerebro al trauma?

Frente a una amenaza, el cerebro intentará luchar o huir, pero cuando ninguna de estas respuestas es posible, como en el caso del maltrato causado por un adulto del que además depende nuestro cuidado, nos congelamos o disociamos.

A veces, aunque la amenaza ya haya pasado, el cerebro no logra procesarlo y empiezan a aparecer síntomas. En el caso de niños y niñas tenemos que adaptar la mirada, ya que no vamos a encontrar la sintomatología que podemos ver en las personas adultas. 

Podemos observar en la infancia cambios en el estado emocional, como miedos intensos o rabietas; regresiones o repetición de conductas que ya se habían abandonado; cambios en el sueño o el apetito; en la forma de relacionarse; en el juego, etc.

¿En qué momentos se manifiestan los síntomas?

Un disparador es un recordatorio del trauma, algo que a nivel consciente o inconsciente evaluamos como parecido al trauma o como el trauma y por tanto se desencadena la respuesta que nos protege. Y, entre los disparadores más comunes, encontramos: 

•Recibir un no.

• Nuevos límites o normas.

• Falta de atención.

• Perder o alterarse en juegos.

• Fiestas, vacaciones, cumpleaños…situaciones placenteras.

• Malas noticias.

• Críticas.

• Estado emocional de uno de los cuidadores.

• Cambios.

• Momento de empezar o acabar algo (ir a dormir, fin de clase…).

• Falta de actividad.

Hacer terapia

Mediante la intervención psicoterapéutica, tras evaluar para comprender el origen y función de los síntomas, trabajaremos para ayudar al cerebro a procesar lo ocurrido y poder recuperar el bienestar. 

Si estás viviendo algo de lo recogido hasta ahora y quieres trabajarlo en terapia, estoy aquí para acompañaros a ti y a tu familia.

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